Su cara, su cara estaba llena de arrugas, de pequeños trazos de madurez, de experiencia en lineas escritas perfectamente en su frente, con dulzura clavada en los años que habían pasado por delante de ella, entre nosotros, separandonos...
pero era ella, era su misma sonrisa, su misma mirada dulce de niña, su pelo no era del mismo color, tenía los cabellos blancos, blancos como la nieve que cubría londres aquella noche, pero era ella, ese azul en sus ojos, esos ojos que me dijeron un día "no me olvides".
Esos mismos a los que juré que volvería a ver.
Por eso sonrió de aquella manera, porque no le sorprendió, porque sabía que volvería, y porque lo hice, porque llevaba esperando todas las noches, desde que era una niña.
Descubrí que en ese momento envejecí todo lo que me negué a hacer, mientras que ella seguía siendo la niña risueña de ojos azules de la que alguna vez me enamoré, la niña de los labios carnosos que nunca me atreví a besar, la niña a la que nunca quise seguir, la niña que me estuvo esperando hasta que la llama de su juventud se apagó por completo. Sin embargo su belleza brillaba como la más brillante estrella de aquella noche, más que cualquier estrella a la que alguna vez la llevé, me hizo volar como jamás le hice yo hacerlo, lo hizo sin polvo de hadas, simplemente se levantó del alfeizar de su ventana, donde años atrás la encontré imaginándome, soñándome y mirándome con sus ojos de niña. Aquella noche supe que quien la soñaba era yo.
"Te he esperado toda mi vida" - Me dijo con una voz completamente distinta a la que recordaba. Sus ojos azules se inundaron en un mar de recuerdos y me acarició con sus blancas manos talladas de experiencia. Cuando se desvaneció sonriente sobre mi pecho comprendí que no volvería a visitarla jamás.
Pero ella y yo teníamos un sueño en común, soñar, soñar dormidos, despiertos, vivir nuestros sueños, imaginarlos, dibujarlos, leerlos, besarlos, casi tocarlos con las yemas de los dedos, porque tanto ella como yo sabíamos lo que éramos, dos niños, los niños que jamás crecieron.
Buenas noches, princesa, buenas noches para siempre.
