Si me quemas no me busques entre el polvo,
si me estallas no me prometas mil arreglos,
si me mientes no me leas más poesía y no,
si te vas ni se te ocurra volver.
sábado, 29 de marzo de 2014
miércoles, 26 de marzo de 2014
Enough
Nunca serás suficientemente guapa, ni alta, ni delgada, ni abierta, ni discreta, ni educada, ni estudiosa, ni popular, ni razonable, ni comprensiva. Nunca serás lo suficientemente competente, ingenioso o despiadado. Nunca serás un ejemplo, ni un compañero, nunca serás nada que merezca la pena.
Ni especial, ni único, ni imprescindible.
No serás nadie si dejas de ser tú mismo,
pero tú mismo no eres
suficiente.
Ni especial, ni único, ni imprescindible.
No serás nadie si dejas de ser tú mismo,
pero tú mismo no eres
suficiente.
martes, 25 de marzo de 2014
Borrarme la señal de tus colmillos.
"¿Para qué creer? Ya todo vale"
Ya ves, los trastos de la mesa siguen desparramados, como los dejaste, como siempre dejas todo, desordenado y diferente, húmedo y cobrizo recuerdo que suena a olas y a vuelo, a sombra y a cieno, a tinta y vino, a papel y a la orilla de tu almohada.
Será que la Morla no podía aguantar más la soledad, como un pianista harto de notas o un borracho de resacas, se arrastra y tirita a tientas, como un barco perdido entre las nubes pensando que navega en su reflejo, en su cómodo y conocido mar de apariencias.
Y yo me encojo y me arrugo como un papel candente que se consume sin más. Me pierdo como el marinero entre las nubes, y tecleo con hastío las notas que estoy harta de repetir, y degusto mis resacas una a una, porque ya no tengo nada que perder.
Ni ganas, ni recuerdos, ni a ti, ni a la Morla, ni a mis malditas manías.
Has llegado y me has hundido y revivido, me has consumido y avivado, me has hecho rendirme en la más culminante victoria. ¡Llegaste y te fuiste!
Y qué desordenado y diferente lo has dejado todo.
Ya ves, los trastos de la mesa siguen desparramados, como los dejaste, como siempre dejas todo, desordenado y diferente, húmedo y cobrizo recuerdo que suena a olas y a vuelo, a sombra y a cieno, a tinta y vino, a papel y a la orilla de tu almohada.
Será que la Morla no podía aguantar más la soledad, como un pianista harto de notas o un borracho de resacas, se arrastra y tirita a tientas, como un barco perdido entre las nubes pensando que navega en su reflejo, en su cómodo y conocido mar de apariencias.
Y yo me encojo y me arrugo como un papel candente que se consume sin más. Me pierdo como el marinero entre las nubes, y tecleo con hastío las notas que estoy harta de repetir, y degusto mis resacas una a una, porque ya no tengo nada que perder.
Ni ganas, ni recuerdos, ni a ti, ni a la Morla, ni a mis malditas manías.
Has llegado y me has hundido y revivido, me has consumido y avivado, me has hecho rendirme en la más culminante victoria. ¡Llegaste y te fuiste!
Y qué desordenado y diferente lo has dejado todo.
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