Cuando cumplí los 7 años y soplé esas estúpidas 7 velas verdes pedí un deseo al que no le di la más mínima importancia, después de todo, sabía que no se iba a cumplir.
Fue al cumplir mis 70 años cuando recibí la señal de que al fin mi sueño se iba a cumplir, y lo descubrí gracias a la mejor vela de cumpleaños que podría haberme alumbrado aquel día.
Tras la explosión no pude oír mucho más, solo algún que otro crispar del fuego y algún que otro sollozo, pero tampoco me esforcé en hacerlo, estaba tranquilo. Al fin cesó ese horrible cuchicheo de fiestas, ese asqueroso ambiente de falsedad, esa peste a goma y a tarta al whiskey. Al fin cesó la fiesta y al fin, se cumplió el maldito deseo que llevaba pidiendo desde los 7 años.
No sabéis lo confortante que es escuchar el "Cumpleaños feliz" entrecortado por el eco de las bombas...
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