Aun siendo tu respiración mi asfixia, tus latidos el eco de mi miedo, tus dedos como clavos en mi pecho, tus ojos los cañones de mi infierno, tus pasos disparos en la sien, tu saliva el combustible de mi impotencia...
Aun siendo tus palabras como puyas,
sigue siendo tu risa mi paz,
sigue siendo tu recuerdo mi abrigo.
Llamo a tu memoria, y me salta el contestador.
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