Y bueno, ¡Es así como sabe el desamor! amargo y candente como brasas enfurecidas. Un sabor fugaz pero intenso que viene cosido al retorcido recuerdo de antes de dormir, no podría esperar menos.
¿Pero qué cojones me pasa que pasando el tiempo no pasa nada?
¿Y si no cambian las cosas?
¿Y si no quedan más vueltas de tuerca?
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