miércoles, 25 de junio de 2014

Atajo a lo convencional

Y te pienso de lejos, huyo de tus casualidades. Cada vez más me voy alejando de la suerte y voy trazando mis caminos que abandonan el lado izquierdo de tu almohada.
Buscar tu boca en otra boca, esquivar las tentativas y pasar por alto las oportunidades, remendar los intentos, disminuir la sal en las comidas.
Ya sólo leo las palabras en negrita, los titulares y las columnas deportivas, he abandonado la poesía para quedarme bailando entre palabras que no riman ni entonan, sino que narran y despedazan la memoria, como un aguijón, como una herida que se pudre, como los sueños en almohada ajena.
No paseo con la tranquilidad ni llevo prisa, controlo mis pulsaciones y mi respiración, mantengo mis modales y un conformismo irritante que huele a té con hierbabuena y a reloj de piel.
No cojo piedras ni esquivo las líneas de la calle, no miro a los pobres, no toco a los perros, sólo doy los buenos días a mis vecinos y nunca me quedo dormido, tengo un buen despertador.
Aspiro a un trabajo, a una casa, una familia y un perro grande y caro, invertir en bolsa quizás, escribir una novela, viajar al extranjero, comprar un coche más grande que el de tu jefe...
Y es que te pienso de lejos y así me alejo,
de lo que quiero,
de lo que tengo,
de lo que soy.

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