sábado, 9 de abril de 2016

Telegrama desde lo inerte

No sé ni cómo empieza,
en qué renglón,
cual fue exactamente la palabra,
el detonante,
en qué parte de la habitación estaba yo,
debería saber,
se supone,
debería saberlo.
No me explico ni a mi misma la idea vertical de regreso a la angustia, cómo sin perderla de vista a lo lejos la encuentro de frente en cada esquina, sembrada como un muro que cerca mis ojos y mis oídos,
¿Dónde estaba yo?
Aún no me lo explico,
no lo creo,
no lo ubico en esta desordenada estantería de pelusa y arañas,
¿Dónde estaba yo cuando llegué a creer?
¿Cuándo se supone que debía empezar a doler?
Tú eras, serías, y yo vendida al vacío de la culpa por nada,
por una ilusión de espiga.
Y me duele, me arranca la piel cuando recuerdo mi precio, cuando recuerdo mi valor, ¡Tú eras! ¡Yo era! ¿Dónde estaba yo?

y ahora, ¿dónde estás tú?

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