lunes, 11 de abril de 2011

Texto a bolígrafo 1.

Una vieja de un pueblo, por el quinto infierno, donde nadie había estado ni nadie quería estar, contaba historias sobre un viejo pozo a los niños, que la escuchaban ahogados en intriga.
Las tardes pasaban lentas en aquel pueblo, sol, 38ºC a la sombra, olor a café y a cerveza pegado al viento abrasador, rumor de la fuente de agua verde que presidía la plaza central, cuyas sucias y pequeñas tuberías hacían resonar el eco de los niños que jugaban a su alrededor.

Cada cierto tiempo, el chico de los helados pasaba con su carrito de hojalata listo para ser acosado por niños (y no tan niños) muy dispuestos a hacerse con el último helado de chocolate que había resistido a aquel infernal calor, en aquel pueblo en ninguna parte.

Por muy extraño que suene, adoraba aquel pueblo, y más que aquel pueblo sus enormes alrededores, llenos de bosques y sonidos que no guardaban relación con una máquina o automovil.
como las tardes daban de sí (ya que oscurecía a las diez y media, sin ir más lejos) me las pasaba saboreado aquel ambiente con hambre de espiritualidad y cosas en las que pensar, cosas que por supuesto, no guardaban tampoco ninguna relación con mi rutina o mis preocupaciones.
En aquel lugar piensas en cosas raras, de estas que no cuentas a nadie por miedo a que te pongan una etiqueta a lo "BICHO RARO" o "PELIGRO, NERD A LA VISTA", pero que realmente, cualquier persona con algo de profundidad intelectual, o mejor dicho, espiritual, hace muy amenudo.

En lugares como este, se escribe sin más, lo que uno piensa, sin darse cuenta en que ha escrito cosas que no tienen sentido, que has usado mal una expresión o incluso, alguna que otra falta de ortografía.
¿por qué? porque nadie más va a leer lo que has escrito en esa libreta, porque es algo que tú y solo tú entiendes con certeza, porque nadie va a saber en qué estabas pensando cuando escribiste eso o en qué no lo estabas haciendo, porque si alguien lo lee, a lo mejor no lee hasta esta parte, o se da por aludido en un texto vacío, o se encierra en su burbuja de intelectualidad adquirida sin mérito, usando una jerga que para nada se parece a la que usamos normalmente e intentamos disimular metiendo un taco muy refinado de por medio.
Pero tú, y solo tú sabes que esto es un texto vacío, una inauguracion a un blog estúpido, cutre y que no tendrá muchas actualizaciones, solo tú sabes por qué tiene este título.



Sólo tú conoces esas 100 maneras de pelar una patata.
[Este final está relacionado con el nombre de este mismo blog hace un tiempo, el cual cambié por motivos varios, y ninguno digno de historia]

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