Hoy me siento J.R Jiménez, pero sin burro y sin genialidad.
Y el amargo amago de las margaritas, ya marchitas, por florecer.
Y el violento viento a las hormigas de las hojas al caer.
Y no lloro, que no, pero tampoco veo florecer
ni una sola flor que viva antes de fallecer.
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